El interés compuesto es una de las fuerzas más poderosas del universo. En finanzas el interés compuesto se produce cuando las ganancias obtenidas por el capital inicial se suman a este para producir aún más ganancias en el futuro.
En un ejemplo muy simple supongamos que invertimos 100 Dólares en una inversión que paga 10% anual. Al final del año recibiremos 10 Dólares y si estos los sumamos a los 100 que habíamos invertido (100+10=110) al final del segundo año recibiremos 11 Dólares y así año tras año. Esto parece un detalle insignificante pero no lo es. Con un retorno de 10% anual después de 5 años tu inversión inicial se multiplicará por 1.6 pero después de 50 años no se multiplicará por 16, lo hará por 117. Este es el poder del interés compuesto, un crecimiento exponencial que se vuelve increíble con el paso del tiempo.
Para desatar el poder del interés compuesto lo importante es la constancia y el largo plazo. Al principio los beneficios son tan pequeños que las personas intuyen que no cambiarán su vida y se rinden.
Pero los que no se rinden y reinvierten de forma constante durante plazos largos experimentan el crecimiento exponencial del interés compuesto. Los que viven en el corto plazo solo ven lo marcado en el cuadro negro:
El interés compuesto no solo se da en las finanzas, sino en muchos ámbitos de tu vida. Por ejemplo, supongamos que ofreces un servicio de alta calidad, si un cliente satisfecho te recomienda este puede traer nuevos clientes que a su vez pueden recomendarte con otras personas. En tu relación de pareja los beneficios también son exponencialmente superiores con forme pasan los años. Ver crecer a los hijos, una confianza total y la satisfacción de una vida construida juntos, son beneficios que se pueden disfrutar después de años y años de interacciones positivas con la misma persona y son muy superiores a las satisfacciones de corto plazo que entregan las relaciones casuales.
Para disfrutar del interés compuesto en los otros ámbitos de tu vida debes seguir los mismos principios que en ámbito financiero. Primero debes generar un beneficio y después debes usar ese beneficio para mejorar en vez de gastarlo. Por ejemplo, quemaste más calorías de las que consumiste y lograste bajar unos kilos, no uses eso como excusa para comer mal o dejar de hacer ejercicio. Aprovecha tu cuerpo más en forma para hacer ejercicios más difíciles pero efectivos y sigue consiguiendo tus objetivos. Después de conseguir y “reinvertir” el beneficio debes ser constante y seguir reinvirtiendo durante un largo plazo de tiempo. Los resultados de unos meses de cuidar de tu cuerpo no son nada comparados con los resultados que conseguirás después de unos años de constancia.
Lamentablemente el interés compuesto no solo está presente en las cosas positivas. Si tienes el hábito de comer demás, acumularás un poco de grasa cada año, ese sobrepeso te causará cada vez más apetito y te hará más difícil hacer ejercicio, lo que incrementará la velocidad con la que ganas peso. Se producirá un interés compuesto negativo y los problemas de salud crecerán de forma exponencial, siendo más peligrosos con el pasar de los años. Es por esto por lo que debemos tener mucho cuidado con nuestros hábitos, en el corto plazo pueden parecer inofensivos, pero conforme pasan los años se transforman en fuerzas destructivas muy poderosas. Para bien o para mal el interés compuesto está presente en casi todo lo que hacemos. Benefíciate o págalo.